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Santos Mártires
Ciriaco y
Paula,
"Los
Martiricos", Patronos de Málaga
Miércoles
18 de Junio de 2.014
Nacimiento:
Fallecimiento: 18 de junio de 303, Málaga.
El origen de la devoción a los Santos Mártires se debe, según algunos
historiadores a una presencia sobrenatural previa a la incorporación de
Málaga a la Corona de Castilla. Los Reyes Católicos se encontraban en
Córdoba planificando su campaña militar para conquistar la importante
plaza del reino de Granada, la gran ciudad portuaria de Málaga, centro
de abastecimiento marítimo y de contacto con el norte de África; cuando
un monje jerónimo, llamado fray Juan de Carmona, comunicó a los Reyes
Católicos una premonición que habían tenido: si se comprometían a
fundar una iglesia bajo la advocación de los Mártires Ciriaco y Paula,
la victoria sería suya. Por tanto, los Santos Mártires ya estuvieron
presentes antes de que Sus Majestades Isabel y Fernando entraran en
Málaga el 19 de Agosto de 1487.
La otra versión, que recogen fielmente los historiadores locales, hace
referencia a que una vez reconquistada Málaga del poder musulmán, los
Reyes Católicos recuperaron una tradición secular en torno al martirio
de dos jóvenes malagueños. Cuando el pontífice Inocencio VIII recibió
la embajada de los Reyes Isabel y Fernando notificándole la conquista
de este importante baluarte islámico, les felicitó por esa victoria
político militar, indicándoles a su vez, en un Breve Apostólico, que en
esa ciudad habían padecido martirio los jóvenes Ciriaco y Paula,
perseguidos por los emperadores Diocleciano y Maximiano en el siglo IV.
Conocida por los repobladores la existencia de estos mártires oriundos
de la ciudad, los designaron como Patronos.
Los Reyes Católicos consagraron a los Santos Mártires Ciriaco y Paula
una de las cuatro parroquias fundacionales tras la reconquista en 1487,
designaron a los Santos Mártires Ciriaco y Paula Patronos de la ciudad
de Málaga en 1490, e incluyeron a los Santos Patronos en el Escudo de
Armas en 1494. Todos estos aspectos han permanecido inalterados hasta
el momento presente. El día 18 de Junio ha sido una fiesta fundamental
en la ciudad durante siglos, aunque de forma intermitente. Hasta el año
1986, el día 18 de Junio era fiesta local civil.
Aunque Málaga honra a Ciriaco y Paula como sus titulares, no tiene
noticias precisas acerca de su vida. Se desconocen los datos en torno a
su nacimiento, infancia o juventud. Los escritos únicamente hacen
referencia a su muerte. Sus actas de martirio debieron perderse durante
el dominio musulmán. La tradición transmitida a Roma, de la que se hace
eco Inocencio VIII, data del siglo IX al recoger el monje benedictino
Usuardo, procedente de la corte gala de Carlos el Calvo, los datos de
los mártires españoles. En su Martiriologio recoge así la noticia sobre
los Patronos malagueños:
“En España, en la ciudad de Málaga, murieron en este día los señores
mártires Ciriaco y Paula, virgen, los cuales de haber padecido muchos
tormentos fueron apedreados y dieron sus almas cielo entre las mismas
piedras”.
Los autores de los Martiriologios y santorales posteriores han
reproducido estos datos. El auge de los martiriologios tuvo lugar en la
Edad Media, en el siglo XI, en el cual aflora el culto a las reliquias,
ya que cada ciudad pretendía tener sus mártires propios a los
solicitaban su protección. Seguramente en Málaga, numerosos fieles
cristianos se agruparon en torno a las reliquias de los Mártires
locales, aunque siempre bajo el temor de las represalias musulmanas.
Con las oleadas invasores de almorávides y almohades, los núcleos
cristianos malagueños fueron expulsados al norte de África, por lo que
Ciriaco y Paula tuvieron que esperar hasta el siglo XV para ser
designados como Santos Titulares.
A finales del siglo XVII, el arzobispo de Toledo don Francisco Antonio
Lorenzana se encontró un Himnario Mozárabe, en el que se reproducía el
himno correspondiente a San Ciriaco y Santa Paula. Al parecer, estos
himnos están tomados de las actas de martirio. Ahora bien, se ignora
dónde han sido depositados sus cuerpos aunque tradicionalmente se
afirmaban que no podían estar muy lejos de la ciudad, junto a la ribera
del río Guadalmedina, de donde se arrancaron las piedras para
lapidarlos. Esta creencia en torno a la localización de los cuerpos de
los Santos Mártires ha pervivido hasta nuestros días y hoy al lugar del
martirio lo conocemos como Martiricos. Otros señalan el vecino Arroyo
de los Ángeles, cercano al convento franciscano del mismo nombre,
aunque las excavaciones llevadas a cabo fueron infructuosas. Diego de
Torres, su promotor, ordenó que se compusieran ciertas composiciones en
las que se celebra el martirio de los Santos. En el pedestal de la cruz
se puede leer:
“A los Santos Mártires Ciriaco y Paula que en Málaga derramaron su
sangre y fueron apedreados por defender la Cruz, y es fama que están
sus sepulcros intramuros de este monasterio”
La tradición transmitida por estas fuentes, y recogidas ampliamente en
la historiografía local, afirma que los Santos Ciriaco y Paula fueron
dos jóvenes malagueños pertenecientes a una floreciente comunidad
cristiana existente en nuestra ciudad y presidida por el Obispo San
Patricio. Apresados en el contexto de la décima persecución del
emperador Diocleciano y Maximiano, fueron sometidos a dolorosos
tormentos con el propósito de que renunciaran a su fe y adorasen a las
divinidades paganas. Como no consiguieron tal propósito, fueron
condenados a muerte y lapidados hasta el óbito, atados a sendos
árboles, que ocurrió en el margen del río Guadalmedina el día 18 de
Junio del año 303 de nuestra era, en el lugar que aún hoy conocemos
como Paseo de Martiricos. Ocurrida la muerte, cayó un fuerte aguacero
que impidió que sus cuerpos fuesen quemados, y sus hermanos cristianos
los recogieron y procedieron a su sepultura. Desde entonces han sido
venerados en nuestra ciudad por los cristianos hasta el siglo XI tal
como hemos expuesto anteriormente. Su devoción y fama se extendió por
toda la provincia Bética y estos hechos recogidos en los martiriologios
ya citados.
En 1768, el caballero síndico del común, el Licenciado don Bernardo
José Montalvo, presentó ante los regidores, en el cabildo de 14 de
noviembre, un memorial en el que solicitaba permiso para realizar catas
arqueológicas para hallar las reliquias de los Mártires.
Tal como anunciábamos antes, Málaga tiene presente su vinculación con
los Santos Mártires en el escudo que los Reyes Católicos otorgaron a la
ciudad. El texto de la Real Cédula concediendo el escudo de armas a la
ciudad de Málaga, se encuentra fechada en Segovia, el 30 de Agosto de
1494, cuyo original en vitela, con los colores de las Armas se guarda
en el archivo de la ciudad y dice así:
“Don Fernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios, Rey y Reina de
Castilla dieron por armas la forma de la misma ciudad y castillo de
Gibralfaro, con el corral de cautivos en campo colorao; y para la
reverencia de los Santos Bienaventurados Mártires, San Ciriaco y Santa
Paula, que en ella fueron martirizados, poner su imagen en cada uno de
ellos en par de la torre de Gibralfaro, con los colores de … los Santos
Patronos con resplandores de oro, con manto azul y túnica dorada, y
sobrecuello de santa Paula dorado”.
Las fiestas patronales a los Santos Ciriaco y Paula se van conformando
paulatinamente a lo largo de los siglos. Durante cinco siglos, la
festividad de los Mártires se encontraba vinculada al Ayuntamiento por
lo que los regidores llevaban en procesión las andas sobre las que se
mantenían las imágenes de San Ciriaco y Santa Paula por las calles y
plazas de la ciudad. El presupuesto para festejar a los Santos Patronos
procedía de las rentas municipales, y se utilizaban para iluminar el
edificio del Ayuntamiento, para costear los cirios de la procesión y de
las corridas de toros, juegos de cañas y de parejas.
Las primeras referencias escritas sobre la celebración de los Mártires
Ciriaco y Paula se encuentran en las Actas Capitulares del Cabildo
Catedralicio, en donde consta que:
“Siendo don Pedro de Toledo, por la gracia de Dios y de la Santísima
Iglesia de Roma, Obispo de Málaga … como a nuestro Señor Dios plació,
por su mucha piedad, y por la intercesión de Ntrª. Srª la Virgen María,
su madre, abogada y Señora mayor, tomar y recobrar de las manos de los
enemigos de la Santa Fe católica la ciudad de Málaga, donde fueron
martirizados, por amor a Ntr. Sr. Jesucristo mucho tiempo ha, los
Santos Mártires Ciriaco y Paula, nuestros patrones, e donde aquellos
tiempos antes que se perdiese la tierra era donde agora está situada la
iglesia Catedral de nuestro Obispado”.
Posiblemente, desde la consolidación del municipio malagueño se
hicieron fiestas en honor de los Santos Ciriaco y Paula. La primera
noticia data de 1507, año en el que se acordó por la Ciudad llevar en
solemne procesión a los patronos a su iglesia parroquial desde la
Iglesia Mayor o Catedral, y que en su víspera hubiese función de toros,
cañas y parejas. En 1580 se colocaron en la capilla mayor de la
Catedral ocho estatuas de cuerpo entero sobre la cornisa y, entre ellas
estaban representadas las de Ciriaco y Paula, recordando a los
malagueños sus Martiricos. En 1581 se dejó sentir un fuerte terremoto
cuando el obispo Pacheco se encontraba reunido con su cabildo en la
iglesia de los Santos Mártires, según el Padre Morejón. Apenas hubo que
lamentar pérdidas por lo que ambos Cabildos, el civil y el
eclesiástico, decidieron el 16 de Junio de 1582 hacer un voto solemne y
declarar día festivo con obligación de oir misa el 18 de junio, día de
los Santos Mártires, en la ciudad y sus arrabales. En el mismo cabildo
la Ciudad acordó mandar labrar dos estatuas de plata para que fueran
sacadas en procesión en el día de su fiesta. Estas imágenes, donadas
por el Cabildo municipal, fueron procesionadas por primera vez el 18 de
junio del año 1604, por los caballeros regidores realizando un
recorrido desde la Catedral a la parroquia por las principales calles
de la ciudad, acompañados por el cabildo catedralicio, los religiosos
de los conventos malagueños, las hermandades y cofradías, y una
multitud de fieles alumbrando a los patronos. Igualmente se propuso en
el Cabildo municipal la fundación de una cofradía, con sus
correspondientes Constituciones, para ayudar con sus limosnas a los
presos de la cárcel.
El Obispo don Juan Alonso de Moscoso López, funda en 1623 el Colegio
Mayor de San Ciriaco y Santa Paula en Alcalá de Henares para que los
jóvenes malagueños sin recursos pudiesen cursar estudios
universitarios. Al Colegio se le conoce como el Colegio de Málaga y
para su fábrica y conservación el obispo aportó más de sesenta mil
ducados. Las obras finalizaron en 1673. En los años 1635 y 1661,
catástrofes climatológicas provocaron las inundaciones del río
Guadalmedina, sembrando la desolación en la ciudad, por lo cual la
fiesta de los Santos Mártires no tuvo el realce de otros años. En 1637,
1648 y 1678 fueron las epidemias las que contribuyeron a diezmar la
población malagueña, por lo que se restringieron las manifestaciones
religiosas. En el año 1680 un fuerte terremoto se abatió sobre Málaga.
Cerca de 850 casas se derrumbaron y perecieron 70 vecinos. En 1673 al
ponerse el escudo con las armas reales y una larga inscripción sobre la
parte oriental de la muralla árabe, se colocó debajo del escudo y en
medio de otros dos, un gran medallón de alabastro, hoy algo gastado,
donde se observan las imágenes de los titulares de la ciudad. Los
Mártires Ciriaco y Paula, se representan atados a los troncos de unas
palmas que los cobijan con sus copas, tal y como debieron estar en el
trance de su martirio.
Cuando a mediados del siglo XVIII se reanudan las obras de las tres
puertas principales de la fachada de la Catedral, éstas se diseñaron de
la siguiente manera:
“sobre la central y sobre la cornisa, un medallón que debía representar
el tema de la Encarnación, mientras que en los medallones colaterales
estarían representados los Santos Mártires Ciriaco y Paula, nuestros
Patronos”.
Y así se puede apreciar hoy en día perpetuando así la devoción
ciudadana en su principal monumento. Sobre las puertas laterales, en un
altorrelieve de mármol blanco, dentro de los medallones ovalados,
figuran Ciriaco y Paula. Nadie podía sospechar que en el mes de
noviembre de 1755 un nuevo movimiento sísmico sacudiría la ciudad
causando víctimas entre los escombros de los edificios derrumbados. La
catástrofe se podía haber cobrado más víctimas por lo que se organizó
una procesión en reconocimiento de la:
“intercesión de la Virgen, al constante patrocinio de nuestros insignes
patronos, los gloriosos San Ciriaco y Santa Paula, naturales que fueron
de esta ciudad, donde dieron la vida gloriosamente por la fe, a los
golpes de las durísimas piedras”.
Como consecuencia de este terremoto, la iglesia parroquial de los
Santos Mártires quedó seriamente dañada, por lo que fue necesario una
reconstrucción del templo, que finalizó en el año 1777. El 5 de Febrero
de 1810 entraron los franceses en Málaga y arrebataron a los malagueños
las dos estatuas de los Santos Patronos debido a su precioso metal. Fue
preciso tallar otras efigies de los Patronos que, a partir de esas
fechas se procesionaban a la capilla de Martiricos en romería,
organizándose tras la misa y su correspondiente sermón, una merienda de
hermandad. En el año 1889 la inestabilidad política obligó a suprimir
esta procesión.
La memoria de los Santos Ciriaco y Paula ha permanecido inalterable en
la ciudad durante diecisiete siglos y buena prueba de ello son su
amplia presencia en el callejero de la ciudad:
En el centro, tenemos la denominada Plaza de los Mártires Ciriaco y
Paula, y la calle Mártires junto al templo parroquial de los Santos
Mártires Ciriaco y Paula. Muy cerca, además, está la calle Santos,
también dedicada a los Patronos, recogiendo la tradición que afirmaba
que los jóvenes Santos se conocieron en una panadería situada en esa
vía, en la que trabajaban ambos.
Fuera del centro tenemos el Paseo de Martiricos, junto al río
Guadalmedina y que guarda la tradición del lugar del martirio. En el
barrio de Ciudad Jardín nos encontramos con la calle San Ciriaco y
calle Santa Paula.
La Barriada de Santa Paula, amplia zona residencial de gran proyección,
también está dedicada en honor de nuestra patrona, con unos jardines
también dedicados a nuestros Patronos.
En otro orden de cosas, añadimos que el nombre de “Paula” es el tercero
en la preferencia de los nombres de mujeres, particularmente en nuestra
ciudad.
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