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Las coplas normalmente son una cuarteta imperfecta, aunque hay numerosas excepciones. Su origen es amplísimo y extensísimo, desde cancioneros populares castellanos, sefarditas, andalusíes o hispanoamericanos, a la tradición oral y algunas improvisaciones del momento. En otras zonas se las llama coplillas, cuartetas o estribillos, sin duda debido a su longitud, aunque les falte el atributo fundamental del estribillo, que es la repetición (recordemos aquella copla que dice "aunque estuviera cantando un año con treinta meses nunca cantaría yo una copla por dos veces"). Su cantidad es tal que las hace inabarcables: cualquier colección siempre estará incompleta. Aquí encontrarás una muestra de las que recuerdo desde la niñez y otras recogidas a lo largo de los años, junto con versiones de cada zona, y citando el origen en la mayoría de los casos. Espero que las disfrutes, y, si quieres colaborar añadiendo alguna que eches en falta, con mucho gusto la incorporaré.
Normalmente, una vez formado el corro, más bien una que uno de los presentes, inicia el recitado/cantado de una copla sin palmas. El "tono" (melodía) que utiliza en la copla condiciona el estribillo que se cantará a continuación por todo el corro. Finalizada la copla, "saca", y todo el corro canta un estribillo con la misma melodía que cantó el "solista", mientras ésta pareja sola inaugura la molinera. Finalizado éste primer baile, cada uno de los que han bailado vuelve a "sacar" mientras se vuelve a cantar una copla distinta y así se sigue indefinidamente. Cuando alguien se cansa del tono que se está usando, canta una copla con otro tono y el siguiente baile se hace con un estribillo que encaje en la nueva melodía.


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Actualizada  17/10/2025
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